Creando mundos
Con Mariana Cannizzaro
ARTE
12/12/20247 min read
ARTE
Creando mundos, Mariana Cannizzaro por PARED
El arte se hace mucho más rico una vez que entendemos de dónde viene. Las obras nos hablan, mueven y llevan a lugares dentro nuestro que desconocemos.
Son obras como las de Mariana Cannizzaro las que nos transportan a un mundo distinto, uno que existe solo en los confines de nuestra imaginación, los invitamos al taller de la artista donde con una cálida bienvenida conocimos más sobre ella y los matices de su obra.
Artista: @marianacannizzaro.arte
ARTE
Creando mundos, Mariana Cannizzaro por PARED
El arte se hace mucho más rico una vez que entendemos de dónde viene. Las obras nos hablan, mueven y llevan a lugares dentro nuestro que desconocemos.
Son obras como las de Mariana Cannizzaro las que nos transportan a un mundo distinto, uno que existe solo en los confines de nuestra imaginación, los invitamos al taller de la artista donde con una cálida bienvenida conocimos más sobre ella y los matices de su obra.
La historia de Mariana comienza en distintos rubros siempre con un sentimiento latente, casi una pulsión, por crear arte. Un día este sentimiento fue imposible de ignorar y le decía que tenía que irse por lo que viajó a Oaxaca, México donde realizó un cambio de piel y se formó como artista.
Allí durante 8 años aprendió grabado, dibujo y pintura además de imagen, color e iconografía mexicana que arrastró en su vuelta a Buenos Aires. Hoy en día siente que tiene la mitad de su sangre oaxaqueña y usa eso en su obra: lo fantástico, el contraste de color, el realismo mágico todas parte de la cultura mexicana que fue tan importante en su desarrollo como artista, en esta metamorfosis que la formó como creativa.
Regresó a Buenos Aires y en la búsqueda de irregularidad en el trazo comenzó a experimentar con la acuarela técnica que hoy la identifica. Tiene una relación afectiva con este material que fluye, que encuentra sus límites solo a diferencia de otros que son más rígidos, es un material que la remite a la huella: lo que queda, queda.
Sin embargo, los materiales que utiliza son un medio para pintar a su verdadera musa: la naturaleza.
“Me inspiro en la naturaleza, en el vínculo que tenemos con lo no humano que para mi es súper importante (...)"
(...) siento que tengo un sentido de pertenencia muy grande a la tierra que se pierde en la ciudad.
Mi obra nace de la necesidad de volver a conectar con lo no humano.”
Es así como en su obra Mariana retrata un mundo casi aspiracional, donde la intención es que todo esté integrado y en constante mutación, no se sabe dónde empieza una cosa y termina la otra.
En sus pinturas nos vamos a encontrar con una mano que se convierte en garra, los límites se desdibujan todo el tiempo.
Busca recalcar una distancia rota entre humanidad y naturaleza y a partir de su trabajo restaurarla.
“Trabajo mucho desde el pensamiento intuitivo, no por eso se trata de algo místico, recolecto información del afuera que decanta en imágenes. A veces pienso que los artistas tenemos canales abiertos de mucha sensibilidad y atravesamos esa información con materiales depositándola en las obras.”
De este modo en la serie “Huevo de Cobre” Mariana busca alterar la escala humana y posiciona a las personas en interacción con vegetales gigantes, es un concepto de un mundo futuro imaginario, una suerte de utopía en la que vivimos en plantas enormes, casi jurásicas.
“El relato es el de la búsqueda del huevo de cobre que para mí tiene una simbología enorme porque representa entre otras cosas a la vida misma y las personas escalan intentando alcanzar este huevo.”
En esta serie está presente otro material, el dorado. Descubierto intentando tapar un error y ahora parte de su identidad visual este recurso está fuertemente ligado a la alquimia, a la transformación y es sumamente difícil de usar pero bien implementado agrega un toque de sofisticación y otra capa de lectura a la pintura.
Para concluir nos quedamos con una frase que nos dijo Mariana sentada en una banqueta en su taller, rodeados de arte y creatividad:
“Podemos ser mejores en términos de humanidad, es el paso de esta humanidad a una que construye con el resto de lo que está vivo. Con lo no humano.”
La historia de Mariana comienza en distintos rubros siempre con un sentimiento latente, casi una pulsión, por crear arte. Un día este sentimiento fue imposible de ignorar y le decía que tenía que irse por lo que viajó a Oaxaca, México donde realizó un cambio de piel y se formó como artista.
Allí durante 8 años aprendió grabado, dibujo y pintura además de imagen, color e iconografía mexicana que arrastró en su vuelta a Buenos Aires. Hoy en día siente que tiene la mitad de su sangre oaxaqueña y usa eso en su obra: lo fantástico, el contraste de color, el realismo mágico todas parte de la cultura mexicana que fue tan importante en su desarrollo como artista, en esta metamorfosis que la formó como creativa.
Regresó a Buenos Aires y en la búsqueda de irregularidad en el trazo comenzó a experimentar con la acuarela técnica que hoy la identifica. Tiene una relación afectiva con este material que fluye, que encuentra sus límites solo a diferencia de otros que son más rígidos, es un material que la remite a la huella: lo que queda, queda.
Sin embargo, los materiales que utiliza son un medio para pintar a su verdadera musa: la naturaleza.
“Me inspiro en la naturaleza, en el vínculo que tenemos con lo no humano que para mi es súper importante (...)"
“Trabajo mucho desde el pensamiento intuitivo, no por eso se trata de algo místico, recolecto información del afuera que decanta en imágenes. A veces pienso que los artistas tenemos canales abiertos de mucha sensibilidad y atravesamos esa información con materiales depositándola en las obras.”
De este modo en la serie “Huevo de Cobre” Mariana busca alterar la escala humana y posiciona a las personas en interacción con vegetales gigantes, es un concepto de un mundo futuro imaginario, una suerte de utopía en la que vivimos en plantas enormes, casi jurásicas.
(...) siento que tengo un sentido de pertenencia muy grande a la tierra que se pierde en la ciudad.
Mi obra nace de la necesidad de volver a conectar con lo no humano.”
Es así como en su obra Mariana retrata un mundo casi aspiracional, donde la intención es que todo esté integrado y en constante mutación, no se sabe dónde empieza una cosa y termina la otra.
En sus pinturas nos vamos a encontrar con una mano que se convierte en garra, los límites se desdibujan todo el tiempo.
Busca recalcar una distancia rota entre humanidad y naturaleza y a partir de su trabajo restaurarla.
“El relato es el de la búsqueda del huevo de cobre que para mí tiene una simbología enorme porque representa entre otras cosas a la vida misma y las personas escalan intentando alcanzar este huevo.”
En esta serie está presente otro material, el dorado. Descubierto intentando tapar un error y ahora parte de su identidad visual este recurso está fuertemente ligado a la alquimia, a la transformación y es sumamente difícil de usar pero bien implementado agrega un toque de sofisticación y otra capa de lectura a la pintura.
Para concluir nos quedamos con una frase que nos dijo Mariana sentada en una banqueta en su taller, rodeados de arte y creatividad:
“Podemos ser mejores en términos de humanidad, es el paso de esta humanidad a una que construye con el resto de lo que está vivo. Con lo no humano.”
Las obras de Mariana:
Escena I-Serie Huevo de Cobre Mariana Cannizzaro
Escena II-Huevo de Cobre Mariana Cannizzaro
Tira Fuego Mariana Cannizzaro
La patada Mariana Cannizzaro
En el origen hubo mujeres y serpientes Mariana Cannizzaro
Las obras de Mariana:
Escena I-Serie Huevo de Cobre Mariana Cannizzaro
Escena II-Huevo de Cobre Mariana Cannizzaro
Tira Fuego Mariana Cannizzaro
La patada Mariana Cannizzaro
En el origen hubo mujeres y serpientes Mariana Cannizzaro
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